lunes, 5 de marzo de 2012

BOSQUES ESCUELA, OTRA ENSEÑANZA ES REALIDAD

Philip Bruchner es educador infantil, asesor pedagógico y licenciado en Ciencias Forestales y tiene un sueño: que los Bosques-Escuela vayan abriéndose paso en los programas educativos de los más pequeños. Estas escuelas son ya una exitosa realidad en Gran Bretaña, Alemania, Luxemburgo, Austria, Suiza y más allá de la UE existen muchas experiencias de este tipo en Estados Unidos y en Japón. Bruchner ha trabajado durante cuatro años en dos escuelas infantiles al aire libre en Alemania y ofrece asesoramiento a los Ministerios de Educación de Suiza y Luxemburgo, dando formación a profesores sobre este tema. Ahora, su objetivo es emprender este innovador proyecto en España y para ello cuenta con el apoyo de una de las fundaciones medioambientales más importantes que existen en este país, la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente.
“Apoyamos este proyecto educativo porque consideramos que se trata de una gran oportunidad para que la infancia de hoy potencie sus aptitudes intrínsecas, así como aspectos tan importantes como un sentido innato de pertenencia y respeto a la naturaleza, indispensables para contribuir a una nueva conciencia de armonía entre el hombre y la tierra -explican desde la Fundación-. Este proyecto pedagógico supone traer a España una metodología seria y de gran rigor que ha sido objeto de varios estudios en cuanto a los beneficios que aporta a los niños y niñas en su desarrolla global”.
Todo el día al aire libre
Pero ¿qué son exactamente los Bosques-Escuela y cómo funcionan? Se trata de escuelas infantiles al aire libre dirigidas a niños y niñas de 3 a 6 años, que permanecen en estos centros hasta su acceso a la educación primaria obligatoria. Es un Bosque-Escuela el currículo se desarrolla en la naturaleza ya que los  niños y niñas pasan todo el año al aire libre. La metodología se basa en cuatro pilares: el juego libre, las actividades dirigidas, el entorno y la comunicación, tal y cómo se puede ver en el siguiente vídeo, perteneciente a un ejemplo de Bosque-Escuela en Gran Bretaña.
La proporción entre profesor alumno es de un profesional por cada 6 u 8 niños y el máximo de alumnos por cada grupo es de 25: el objetivo es el conseguir crear un clima de confianza y las condiciones idóneas para poder realizar un acompañamiento personalizado a los niños y niñas en su proceso de desarrollo y aprendizaje. Este tipo de escuelas disponen de una instalación fija o móvil, como una cabaña de madera o una casita de piedra que sirve como punto de llegada y recogida y es también un espacio donde guardar materiales didácticos, libros, instrumentos musicales, herramientas y ropa de muda. Normalmente dispone de una estufa de leña. Si hace muy mal tiempo, los niños y profesores se protegen en las instalaciones hasta que las condiciones mejoran. Desde la cabaña se desarrollan excursiones diarias a los alrededores (normalmente montes públicos) y una vez a la semana se hace una excursión a la biblioteca, museo u otro sitio interesante en el pueblo o ciudad.
Compitiendo con videoconsolas
“Es importante que los niños de hoy en día puedan estar al aire libre, estimularles para que quieran salir de casa y puedan ser creativos en su interacción con la naturaleza. No es fácil, porque incluso a estas edades estamos compitiendo con vídeojuegos, con ordenadores y con la televisión“. La estancia diaria en la naturaleza fomenta el desarrollo físico, sensorial, intelectual, afectivo y social de los niños y niñas, y les prepara para vivir en la nueva sociedad del conocimiento y afrontar los retos que esta plantea. El Bosque-Escuela también tiene el fin de desarrollar progresivamente las habilidades necesarias para el aprendizaje de la lectura, la escritura, la representación numérica y el cálculo, con el fin de incrementar las capacidades intelectuales de los alumnos y alumnas y prepararlos para la escuela secundaria.
De hecho, el profesor Häfner, de la Universidad de Heidelberg (Alemania) quiso averiguar si este tipo de formación aportaba realmente algún tipo de ventaja sobre la formación convencional. Los datos revelaron que en todas las premisas estudiadas, los Bosques-Escuelas mejoraban los resultados de los niños una vez que estos pasaban a la enseñanza obligatoria: mayor concentración, mayor respeto a las reglas, resolución de conflictos de forma pacífica, precisión en la forma de expresarse, argumentación de las opiniones y mayor creatividad y fantasía.
En una escuela infantil al aire libre, los pequeños investigan y experimentan constantemente, inventan sus  juguetes , crean sus propios materiales de aprendizaje, se mueven mucho y respiran aire fresco. Aprenden en situaciones reales, tienen que esforzar, no sufren estrés acústico, aprenden a calcular riesgos según sus límites propios y ajenos y desarrollan su autoestima y confianza en un entorno libre pero estructurado, cuidado y seguro”.
En España, y concretamente en Madrid, en la localidad de Collado Mediano -un municipio situado en plena sierra del Guadarrama-, el ayuntamiento de la localidad ha mostrado interés en que uno de los programas pilotos de esta iniciativa se ponga en marcha en su municipio. Para ello, se está valorando una instalación situada en el Cerro del Castillo y los montes públicos que lo rodean. Podrían empezar este mismo año como Ludoteca Forestal para poner en marcha en septiembre de 2011 esta iniciativa que, además, coincidiría con el Año Internacional de los Bosques.

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